Monoteísmo 5



Monoteísmo 5

El Origen Erróneo de la Trinidad


La conciencia no judía, no monoteísta, en cambio, está arraigada en la pluralidad, como explicaremos a continuación. Este es el motivo por el cual, desde la perspectiva no judía, “el padre”, “el hijo” y “el espíritu de sabiduría”, aparecen como tres entidades separadas. El reclamo de algunos que la trinidad debe ser vista como una unidad es impracticable, porque la conciencia no judía es incapaz de unificar verdaderamente los tres y comprender que en esencia es uno.
El no judío percibe que cada uno de los tres componentes posee una personalidad tan fuerte en sí misma que se ven como existiendo independientemente. El intento del no judío de representar este tremendo secreto de “los tres que son uno”, destruye totalmente la autenticidad de la paradoja de este concepto.

Efectivamente, la creencia en una trinidad no es más que la idolatría definida en la Torah (Maimónides Hijlot Maajalot Asurot 11:7, Hijlot Avodá Zará 9:4), prohibida por Hashem a todos los pueblos en cualquiera de sus formas. Esta prohibición es una de las leyes fundamentales de las siete leyes noájidas, y por eso es esencial que la sabiduría universal de la Torah sea explicada a todos los pueblos, de tal manera que también puedan percibir la verdadera unidad del Creador.


Interpretación Errónea de la Biblia

En su intento de persuadir a otros que acepten sus creencias, especialmente a los judíos sin educación religiosa, los misioneros malinterpretan o citan erróneamente las fuentes judías tradicionales. Examinemos por ejemplo una de tales interpretaciones distorsionadas del texto bíblico, para revelar la inconsistencia de este engaño superficial y brindar a los judíos y a los justos gentiles que se enfrenten a los misioneros un entendimiento más profundo de las verdades de la Torah.

Un pasaje particular de Ishaiahu es frecuentemente distorsionado para validar las falacias de los trinitarias. A diferencia del texto de la Torah, es decir los Cinco Libros de Moshé, el texto del resto de la Biblia (Profetas, y las Crónicas) no siempre pueden ser interpretados literalmente, Como está explicado en el Talmud y elaborado en extenso por Maimónides, la profecía de Moshé difería del resto de los profetas. Hashem mismo da testimonio de la profecía sin igual de Moshé: “Con él (Moshé) He hablado cara a cara, claramente y sin acertijos”(Números 12:8).

Por lo tanto, el texto de los Cinco Libros de Moshé siempre tiene una interpretación directa o literal (junto con otros estratos de significados más profundos y no literales). Pero las profecías de los otros profetas registradas en la Biblia demandan a menudo una interpretación exhaustiva no literal, cuyo significado comienza a clarificarse cuando se estudia el texto con su traducción tradicional al arameo, el Targum Ionatán y los comentarios tradicionales de Rashi, etc.
Como ya explicamos, con la conciencia del Mundo de Emanación, la conciencia monoteísta que comparten los autores de todas estas fuentes judías tradicionales, ve a través de los que para otros aparenta no ser más que una pluralidad de información. De esta manera pueden interpretar las profecías de igual manera que las entendió el propio Ieshaiahu, quien también compartía esta conciencia.
En el capítulo 48, encontramos los siguientes versos:
12.EscúchaMe, Yaacob, e Israel a quien he llamado; Yo soy Él, Yo soy el Primero, y Yo soy el Último.
13.Mi mano ha afirmado también los cimientos de la tierra y ha extendido los cielos; Cuando los llamé comparecieron juntos frente a Mi. 
14.Todos ustedes, reúnanse y oigan. ¿Quién entre ellos ha proclamado estas cosas? Aquel a quien Hashem ama, hará su voluntad en Babilonia y su brazo será contra los caldeos.
15.Yo he hablado, incluso lo he llamado, lo he traído y prosperará en su camino.
16. Acércate a Mí, escucha esto: no he hablado en secreto desde el principio; desde el tiempo que fue, allí he estado; Y ahora el Señor Hashem me ha enviado a mí y a Su espíritu (48:12.16).

Estos versos forman parte de una sección independiente de la profecía de Ishaiahu; por eso, en el texto masotérico (la Biblia tradicional judía), aparecen como una unidad separada (parashá)(La palabra “yo” aparece en total siete veces en esta parashá. En hebreo, esta palabra אני, aní; es una permutación de “nada”, אין, cuando la primera letra alef, es reemplazada por la ain. En Cabalá está explicado que estas dos letras forman un par espiritual, como el alma y el cuerpo, con la primera letra del alfabeto hebreo investida por siempre dentro de la letra ain. De esta manera, la esencia interna del “ojo” es la “nada” Divina. En la Torah, encontramos que Hashem tiene siete “ojos”(Zacarías 4:10). Esto obviamente no se debe entender literalmente, sino que encierra el secreto de que en Su Providencia, Hashem supervisa y juzga la Creación desde siete perspectivas, siete puntos de vista, al igual que la cantidad de “yo” que hay en los versos de Ieshaiahu.).
Analicemos el último verso de esta sección, en la que se halla asidero la interpretación equivocada. Al contrario de la interpretación cristiana, no se está hablando aquí de tres entidades divinas.
“Acércate a Mí, escucha esto: no he hablado en secreto desde el principio; desde el tiempo que fue, allí he estado; Y ahora el Señor Hashem me ha enviado a mí y a Su espíritu.”
La confusión comienza por una identificación errónea de quién se halla en uso de la palabra en cada parte del verso: si Hashem, o Ishaiahu Su profeta.
El Targum explica que las palabras finales de Hashem en nuestro verso, son:”…, allí he estado”. De acuerdo con el Targum, el resto del verso fue dicho por Ishaiahu.
Rashi ofrece otras dos posibilidades de lectura del texto. Que Hashem concluye con las palabras, “desde el principio” o es Ishaiahu quien dice el verso entero, desde el principio al final. De acuerdo con la segunda posibilidad, Rashi explica que el alma del profeta estaba presente cuando Hashem hizo Su decreto (a que se refiere la profecía), incluso antes de que su alma descendiera a la tierra. De esto aprendemos que su alma, como la de todo judío, fue una parte de Hashem en lo Alto antes de descender al cuerpo físico.
La explicación de que el alma del profeta recibió su profecía antes de descender a un cuerpo humano está basada en el Midrash Tanjuma, que atribuye profecía a la revelación de la Torah en el monte Sinai. De acuerdo con el Midrash, siendo que todas las almas judías estaban presentes en le entrega de la Torah (y todas las subsecuentes innovaciones en la Torah tuvieron su origen en ese evento), todos los profetas recibieron su profecía en el monte Sinai (independientemente de cuándo fueron dichas realmente). Finalmente, será revelado que cada alma judía recibió una profecía en el monte Sinai y que todo el pueblo de Hashem será reconocido como profeta.
El Radak explica que un profeta a veces oye la voz directa de Hashem, y otras tiene una visión de un ángel enviado a hablarle. Entonces, el significado de este verso resulta ser: “Hashem me ha enviado, justo con el ángel que he visto en mi profecía para hablarme y dirigirse a mi”.
Otra lectura de la palabra “Su espíritu” es “el espíritu dentro de mí”. Por ello el profeta relata que ha sido inspirado. Esta es la explicación de Rabí sandia Gaón. La vav en la palabra -verrujó-(y Su espíritu) se traduce “con Su espíritu”. Con lo que el significado de este verso de acuerdo con esta interpretación es:

“Hashem ha despertado Su espíritu en mí, y con el poder de ese espíritu me ha enviado a profetizar a mi pueblo.”

En todo caso, a pesar de que estos versos se refieren de hecho a tres (Hashem decretando, el profeta actuando como Su mensajero siendo enviado a manifestar Sus decretos, y el ángel que fue enviado al profeta o el espíritu de profecía que mora dentro suyo), aún la conciencia rectificada de los comentarios judíos deja en claro que éstos no representan a tres divinidades diferentes. Antes bien, o Hashem ha creado un profeta y un ángel o espíritu de profecía, o el alma del profeta y el espíritu de profecía eran simplemente uno con Hashem antes de ser creados.
Podemos concluir que la verdadera conciencia monoteísta -inherente a la conciencia judía- previene de incurrir en lecturas incorrectas del texto bíblico. Debemos decir que para la mente judía es algo natural buscar la unicidad del Creador, mientras que la aun no rectificada mente del no judío, carente de un punto de vista verdaderamente monoteísta, tiende a encontrar pluralidad donde no existe.





Fragmentos tomados de: 
Cabála y Meditación para las Naciones por el Rab. Itzjak Ginsburgh

 Trabajamos en conjunto con http://proyectojai.com/



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