Cabalá para los Noajidas
El sentido transcendente de las 7 leyes de Noé
Estudiamos en Cabalá que Hashem creó el mundo a través de diez Sefirot, esto es, diez emanaciones de energía Divina que permean y se manifiestan en cada aspecto de la creación, incluyendo por supuesto el alma humana, que fue creada a imagen y semejanza. (Ver Berajot 10a; Midrash Vaikrá Rabá, 4; Midrash Shojer Tov Tehilim, 103)
Tanto el alma física como la Divina se manifiestan a través de ellas y ambas cuentan con una estructura completa de diez componentes que, como se describe en la Cabalá, se dividen en tres facultades intelectuales y siete atributos emocionales o de comportamiento. (Tania, capítulos. 3 y 6)
Las tres intelectuales son Sabiduría (Jojmá), Entendimiento (Biná) y Conocimiento (dáat), llamadas también “las tres primeras” o mojín (literalmente “cerebros”). Las siete sefirot emocionales son Bondad (jésed), Rigor (guevurá), Belleza (tiféret), Victoria (netzaj), reconocimiento (hod), Fundamento (iesod) y Reinado (maljut); que también se conocen como “las siete inferiores” o midot (atributos). De todas maneras, comparándolas entre sí, el alma Divina es reflejada mayormente por las tres primeras, y los aspectos físico-animales por las siete inferiores. Esto quiere decir que el lado emocional y conductual del alma Divina está subordinado al cerebro -es decir, motivado, dirigido y controlado primariamente por su lado intelectual; mientras que, a la inversa, el lado intelectual del alma físico-animal está subordinado o sirve a los intereses de su lado emocional y de comportamiento. Por eso, cuando decimos que el alma Divina es intelectual en esencia, y que el alma física/animal es emotiva, estamos refiriéndonos sólo a la influencia dominante en cada una de ellas, porque como ya dijimos cada una posee una estructura completa de diez sefirot y además cada una es inter inclusiva, o sea que contiene el reflejo de todas las demás. Por cierto, una de las enseñanzas básicas del misticismo judío es que todo conjunto integral de objetos posee la propiedad de la inter inclusión, apareciendo como un holograma donde cada elemento del conjunto refleja y manifiesta a todos los demás. Es importante notar que cuando decimos que el alma Divina es principalmente intelectual, estamos implicando que el intelecto es la capacidad del alma de percibir Divinidad directamente a través de los instrumentos provistos por los sentidos interiores -espirituales- del alma: la vista espiritual (la Jojmá o Sabiduría), el oído espiritual (bina o Entendimiento) y el gusto espiritual (Daat o Conocimiento).
De igual modo, cuando decimos que el alma físico-animal es primordialmente emotiva, las dos emociones primarias –amor y temor- se refieren a la atracción hacia aquello que en apariencia es grato y placentero y a la repulsión de lo que aparece peligroso o desagradable. Podemos concluir entonces que el alma Divina está orientada hacia Hashem, mientras que el alma físico-animal está orientada hacia sí misma.
Ambas almas poseen una sefirá adicional conocida como kéter o corona, que se relaciona con los niveles supraconcientes del alma. Ella es el origen de la elección que el alma realiza para decidir qué parte de su naturaleza conciente predominará: si el intelecto, o las emociones. La corona del alma animal elige los atributos emotivos dirigidos al yo como fuerza motivadora predominante, mientras que la corona Divina elige las facultades intelectuales-perceptivas enfocadas en Hashem.
En Cabalá, a menudo la corona toma el lugar de la sefirá de conocimiento en el orden de las diez sefirot; cosa natural, ya que una es reflejo de la otra: la corona en el reino supraconciente del alma, y el conocimiento en el alma conciente. Una es el origen inconciente, y la otra el conciente, del libre albedrío. (Ver en profundidad Conciencia y Libre Albedrío, Cáp. 1 a 3)
Cuando se cuenta en lugar del conocimiento, la corona junto con la sabiduría y el entendimiento componen el grupo de las llamadas “facultades intelectuales”, porque en la corona yace el origen inconciente de la sabiduría, el lugar donde los destellos de la inspiración emergen desde las profundidades inexploradas del alma.
Cada una de las sefirot recibe un nombre descriptivo de su rol característico en la realidad, y se las representa normalmente colocándolas dentro de un esquema de tres ejes verticales:
- Sabiduría, Bondad y Victoria, a la derecha
- Entendimiento, Rigor y Reconocimiento a la izquierda
- Corona (o Conocimiento), Belleza, Fundamento, y Reinado en el eje central.
Toda esta información se representa gráficamente en el siguiente esquema de las sefirot, llamado el Árbol de la Vida:
Trabajamos en conjunto con http://proyectojai.com/
Fragmentos tomados de:
Cabála y Meditación para las Naciones por el Rab. Itzjak Ginsburgh
Estudios Noajidas Venezuela Siete Leyes de los hijos de Noé Benei Noaj Noajismo 7 Leyes Noajidas Monoteísmo Cabalá para los Noajidas
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