Un sendero espiritual para los hijos de Nóe Parte 4
El alma arquetípica de la sefirá de belleza es Iaakov, el tercer patriarca de Israel, que aúna los dos niveles de conciencia Divina personificados por su abuelo y su padre, Abraham e Itzjak. En la síntesis armónica de derecha e izquierda, hallamos el sentido de la verdadera empatía con otra alma en su situación de vida actual. Cuando uno juzga al prójimo con misericordia, ve más allá de la superficialidad, y encuentra el mérito en su esencia.
En nuestras plegarias (especialmente en las Altas Festividades, los días de juicio) imploramos a Hashem, cuando está juzgando al mundo, que se levante de Su trono de juicio severo (kisé din) y se siente en el de la misericordia (kisé rajamím) (Avodá Zara 3b. Rosh Hashaná, el primer día del nuevo año es el día en que Hashem juzga a todas Sus creaciones. El Todopoderoso ordenó al pueblo judío tocar el shofar (el cuerno de carnero) en este día para incitarlo, como si fuera, a elevarse del trono del juicio severo y sentarse en el de la misericordia. En hebreo, la raíz de la palabra shofar es uno de los sinónimos de “belleza”. Esto se relaciona claramente con el despertar del juicio misericordioso, con empatía por el prójimo, de la sefirá de belleza y su dimensión interior, la misericordia) Cuando Iaakov envió a sus hijos a Egipto por segunda vez para adquirir grano, rezó por su éxito con las siguientes palabras: “Que Hashem Todopoderoso les dé misericordia”. (Génesis 43:14. Rabi Najman de Breslov señala (Likutey Moharán II, 62) que las iniciales de la frase en hebreo (Kel Shacai itén lajem rajatnim) forman el nombre que Hashem dio a Iaakov, Israel, implicando que la esencia Divina de Iaakov es la misericordia)
El robo es una perversión del poder de la belleza, como se explicó, por lo que también es un crimen contra su dimensión interior, la misericordia. Explica el jasidut que la misericordia de Hashem se revela en los milagros que realiza. (Tania, Shaar Haijud Vehaemuná, capítulo 5)
Ahora podemos derivar el tercer principio de la meditación y servicio Divinos para los bnei Noaj: percibir los milagros de Hashem en nuestras vidas.
Irónicamente los ladrones viven de milagros ya que, como fue observado por los maestros jasídicos, ponen su vida en peligro confiándose en milagros para no ser atrapados. De hecho, ellos siempre rezan a Hashem, sea conciente o inconcientemente, para que los ayude a robar, mientras que al mismo tiempo paradójicamente desobedecen Su Voluntad. (“Un ladrón, cuando está robando, implora ayuda de Hashem” (Ein Iaakov para Berajot 63b). Este es un ejemplo clásico de que éste es un mundo de sueños (Salmos 126:1). En un sueño los opuestos existen simultáneamente (Torá Or 28c). En Hebreo, la palabra para sueño, jalom, es análogo al signo vocal jolem, que corresponde en Cabalá a la sefirá de belleza. El sueño de Iaakov, la escalera que conecta los Cielos y la tierra es el sueño típico de la Torá y por cierto Iaakov es el alma arquetípica de dicha sefirá. En el Zohar (I, 266b) encontramos que la escalera de Iaakov simboliza el servicio espiritual de la plegaria, el servicio del corazón (Taanit 2a), en general, y de la sefirá de belleza en particular, como explicaremos)
En la alborada de la creación, Hashem vio que el universo no hubiera podido persistir si lo creaba de tal manera que cada individuo sea juzgado exactamente de acuerdo con el mérito de sus acciones e intenciones. Entonces combinó el juicio (severo) con la misericordia y creó el mundo con ambos. (Esto deriva del hecho que en el relato inicial de la creación (Génesis 1:1 – 2:3), el único Nombre del Creador utilizado es Elokim, que connota el atributo Divino de (severo) juicio. Pero el primer verso del segundo relato de la creación (Génesis 2:4) introduce el Nombre esencial de Hashem, Nombre que connota el atributo de misericordia Divina. Aquí los dos Nombres aparecen juntos, el de misericordia precediendo al de rigor. De esto aprendemos que Hashem consideró inicialmente crear el mundo con juicio (severo), es decir, un mundo en el cual cada individuo es juzgado exactamente de acuerdo con el mérito de sus acciones e intenciones. Pero vio, como si fuera, que semejante mundo “ideal”, donde el atributo de justicia haría que todo fuera completamente justo, no podría persistir. Por eso creó el mundo precediendo Su misericordia a Su atributo de juicio para asegurar que Su juicio esté dirigido por Su misericordia)
La misericordia de Hashem alcanza a todas sus creaciones, como está dicho en los Salmos: “Hashem es bueno para todos y Su misericordia se extiende a todas Sus criaturas”. (Salmos 145:9) Así, en definitiva, el orden natural de la creación refleja el juicio Divino, mientras que los milagros (definidos como actos que invalidan las leyes estrictas de la naturaleza, y aparentemente no distingue entre los diferentes individuos) expresan la misericordia Divina. (Del hecho de que Hashem creó la naturaleza con sus leyes fijas, aprendemos que la ama. Pero a veces Su amor y compasión por ciertos individuos o pueblos excede Su apego a lo natural y sus leyes y produce milagros. Al hacer esto, revela que El es el Creador de la naturaleza y que está en sus manos alterarla a Su voluntad)
En la práctica, como estas tres sefirot de bondad, juicio y misericordia están separadas, cada una puede ser experimentada individualmente o en conjunto. La experiencia de la recreación continua es la del amor Divino, la primera de las emociones del corazón; la legalidad y el orden natural que funciona dentro de los límites del tiempo y el espacio de la creación, es la experiencia del poder y el juicio; (La ley fundamental del juicio Divino es conocida como la de “medida por medida” (Sanedrín 90a). Esto refleja la segunda fuerza emotiva) pero experimentar milagros es vivir la infinita misericordia de Hashem, la tercera fuerza emotiva con su fuerza de fusión.
Al incorporar este atributo Hashem es menos exigente con nosotros y permite que el reino sobrenatural se manifieste libremente dentro de lo natural. En Cabalá y Jasidut aprendemos que estas tres primeras fuerzas emotivas fluyen naturalmente una a continuación de la otra. (De acuerdo con un adagio jasídico: “luego de un incendio uno se vuelve rico”. Esto significa que el atributo Divino de juicio (severo) es seguido de Su atributo de misericordia y compasión)
Reconocer la misericordia de Hashem revelándose a través de cada milagro (Rabi Shneur Zalman explica (Tania, Shaar Haijud Vehaemuná, capítulo 5) que el atributo de misericordia Divina (que Hashem hizo preceder al de juicio severo durante la creación) es “la revelación de Divinidad por medio de los tzadikím [personas completamente justas] y las señales y maravillas de la Torá [es decir los milagros relatados en ella]”. En Cabalá, el Nombre de misericordia de Hashem, la Torá y los milagros (realizados por Hashem en aras de Su pueblo Israel) se relacionan con la sefirá de Belleza. “La revelación de Divinidad por medio de los tzadikím” alude, en particular, a la sefirá de Fundamento que es la extensión de la anterior —”El tzadik es el fundamento del mundo” (Proverbios 10:25). Esto se ve claramente en la meditación de la sefirá de Fundamento donde la manifestación plena de la Divina Providencia se revela a través del tzadik de la generación) despierta el deseo en el corazón humano de retornar a Hashem con devoción; reconocer los milagros de Hashem que actúan en el mundo significa reconocer Su deseo y poder de cambiar el curso de la naturaleza, pero no sólo como respuesta y en proporción a los méritos de los seres humanos (que es la función del juicio Divino).
Los sabios se refieren a la plegaria como “[implorar] misericordia” (rajamei). (Berajot 7a y otros) Rezamos para que Hashem cure milagrosamente al enfermo, provea al pobre y bendiga con hijos a la estéril. Rezamos por claridad de mente y corazón para conocer a Hashem y poder emular Sus caminos. Los sabios nos enseñan que la forma de despertar misericordia es emular Su atributo de misericordia, solidarizándonos con los demás y mostrándonos compasivos, y Él nos promete por su parte que “a quien muestra misericordia por los demás se le mostrará misericordia desde el Cielo” (Shabat 151b)
Echando una mirada a la historia, al pasado y al presente, los no judíos seguramente verán la maravilla de la misericordia de Hashem sobre Su pueblo elegido bendiciéndole con incontables milagros. (Israel es el nombre que Hashem le dio a Iaakov, el tercer patriarca que corresponde, en Cabalá, a la sefirá de belleza. Por esta razón, encontramos en el Tanaj la expresión “la belleza de Israel” (Lamentaciones 2:1). El pueblo judío desciende de los hijos de Iaakov cuyo “lecho era inmaculado” (Midrash Vaikrá Rabá, 36:5; ver Rashi en Génesis 28:21), lo que significa que todos sus hijos heredaron almas sagradas de Israel, no como Abraham, el primer patriarca (que corresponde a la sefirá de Bondad), que procreó a Ishmael, o Itzjak, el segundo (que corresponde a la sefirá de Rigor), que dio a luz a Esav. Incluso en los tiempos de destrucción y exilio, la llama del pueblo judío nunca se extinguió, como las leyes de la naturaleza hubieran parecido dictar. Meditando acerca de este fenómeno, los no judíos se conectan con el atributo de la misericordia Divina al venerar a Hashem.
En nuestras plegarias aludimos al Mashíaj, quien traerá la salvación al mundo todo, como “un mendigo implorando misericordia en el umbral de la puerta”. (De las plegarias de Rosh Hashaná. Las letras finales de las cuatro palabras de esta frase (bikesh rajamim keaní bapetaj) forman la palabra Mashíaj. El valor numérico de las palabras “un pobre en el umbral” (aní bapetaj), 620, es igual al de “Corona, (Keter). La sefirá de Belleza es el punto central del eje central del Árbol de la Vida y es llamado el pilar central que asciende a la Corona y desciende al Reinado. El “hombre pobre en el umbral” es el estado inicial de conciencia del Reinado, que con su humildad implora a Hashem que derrame sobre él Su misericordia infinita (la experiencia interior de la Belleza) y asciende para recibir la Corona supra conciente por medio de la cual el mendigo se transforma en un rey) Reconociendo el atributo y los actos de misericordia de Hashem para con todos (y especialmente su misericordia y milagros sobre Israel) los no judíos también pueden conectarse con el alma del verdadero salvador de la humanidad.
Fragmentos tomados de:
Cabála y Meditación para las Naciones por el Rab. Itzjak Ginsburgh
Estudios Noajidas Venezuela Siete Leyes de los hijos de Noé Benei Noaj Noajismo 7 Leyes Noajidas Monoteísmo Cabalá para los Noajidas Un sendero espiritual para los hijos de Noé
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