El sentido transcendente de las 7 leyes de Noé Parte 5
Como se mencionó en la introducción, en la porción de la Toràh (Génesis 9:8-17) que relata el establecimiento del pacto entre Hashem y Noaj (y todas las generaciones subsiguientes) con el arco iris como símbolo, la palabra “pacto”, brit, está repetida 7 veces, aludiendo claramente a los siete colores newtonianos y a las siete leyes de Noaj, que como veremos a continuación corresponden a los siete poderes emotivos y de comportamiento del alma, según el siguiente cuadro: (A menudo el índigo no se distingue del violeta (Victoria) y por eso se identifica al Reinado con el marrón, el color de la tierra, creado mezclando todos los colores físicos juntos, tal como la sefirá de Reinado recibe de todas las sefirot que están por encima y no posee un color propio)
Rigor Bondad
Rojo Azul
Belleza
Amarillo
Reconocimiento Victoria
Naranja Violeta
Fundamento
Verde
Reinado
Indigo
La física moderna ha revelado que cada color es esencialmente partículas de luz (fotones) de una determinada frecuencia. El orden físico de los siete colores que aparecen en el arco iris, en orden decreciente de frecuencias es: violeta, índigo, azul, verde, amarillo, naranja y rojo .
Al observar el espectro de colores del arco iris, salta a la vista la correspondencia lógica entre las sefirot y los colores. Es un continuo desplazamiento hacia arriba y abajo, en dirección izquierda comenzando por la sefirá de Victoria (el punto medio de las siete sefirot en el alma física). Victoria, como se explicará, corresponde a la prohibición de la idolatría, la principal de las leyes de los Bnei Noaj, constituyendo un punto natural de inicio.
De Victoria (violeta), bajamos hacia la izquierda a Reinado (índigo) y luego subimos a Bondad (azul), continuando con Fundamento (verde); subimos nuevamente hacia Belleza (amarillo), Reconocimiento (naranja) y finalmente Rigor o poder en la esquina superior izquierda de las sefirot.
Las Sefirot y las Leyes de los Bnei Noaj
Siguiendo nuestro reconocimiento del 7 como un número relacionado específicamente con los gentiles, ahora vamos a presentar un paralelo entre las 7 leyes de Noaj y los 7 poderes emotivos y de comportamiento del alma que derivan de las sefirot, desde Bondad hasta Reinado. (Como hemos visto, estos siete poderes corresponden a los siete pasos de ascenso y las siete conexiones entre similares del Árbol de la Vida) Cada una de estas leyes intenta protegernos contra la violación o perversión de uno de estos canales esenciales de energía Divina. (En su libro Guevurot Hashem (capítulo 66), el Maharal de Praga (Rabi Iehuda Leibow, 1512-1609) presenta un método alternativo para la correspondencia de las siete leyes de Noaj con un modelo básico de la Torá. A pesar de que no utilizaba abiertamente terminología cabalística en sus escritos, es bien conocido que los modelos y la metodología cabalística eran fundamentales en el desarrollo de su pensamiento y sirvió de fondo a sus análisis.
Es obvio que el adulterio es una perversión de la Bondad, cuya experiencia interna es el amor. También es claro que el asesinato es una perversión del Rigor.
El robo es una perversión de la sefirá de Belleza, ya que como atributo emotivo nos permite relacionarnos con el prójimo con interés y empatía. El atributo espiritual de Belleza desea se manifieste en las otras personas el espectro completo de Belleza que poseen, en ellos mismos y en todas sus posesiones. El deseo y el interés de que la Belleza se exprese en el otro, nos previene de privarlo de aquello que le pertenece verdaderamente. La Toráh asocia a la Belleza con el honor (kavod). (Éxodo 28:2) Los sabios nos enseñan “¿Quién es honorable? Aquel que honra a los demás”, (Avot 4:1) denotando que este atributo espiritual implica honrar y mostrar respeto por los demás. No existe una falta de respeto y consideración más grande que robarle a una persona.
La verdadera fe en el Hashem Único representa la máxima Victoria del ser humano sobre el mal (cuyo único poder real es desviamos de nuestra fe) y es el portal hacia la eternidad. Por eso la idolatría es la derrota de la sefirá de la Victoria.
Como la sefirá de Reconocimiento o agradecimiento es el complemento (En la forma humana estas dos sefirot corresponden a las piernas como extensión de la cadera. En la terminología de la Cabalá también son conocidas como los “dos lados del cuerpo” (Zohar III, 236a), similar al dicho “las dos caras de la moneda”) de la anterior, así la blasfemia, el complemento de la idolatría, es una perversión de la expresión del agradecimiento (Reconocimiento) a Hashem en el alma.
Existen dos opiniones de los sabios acerca de cuándo fue ordenada a la humanidad la prohibición de comer miembros amputados de un animal vivo (ever min hajai). (Sanhedrín 56b ff) Una opinión es que le fue dada a Adam junto con las otras. Adam y Javá (Eva) fueron instruidos por Hashem a ser vegetarianos, pero se les prohibió comer del fruto del Árbol del Conocimiento: “…porque desde el día que coman de él de seguro morirán”. (Génesis 2:17)
Por cierto, para Adam y Javá comer del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, el pecado original en sí mismo, era comparable a comer de un miembro arrancado de un animal vivo.
Aprendemos en Cabalá que, si hubieran sido pacientes y esperado sólo tres horas hasta la noche de Shabat, este fruto se hubiera vuelto permitido. (Pri Etz Jaim, Shaar Rosh Hashaná, cap. 4) La sacralidad inherente al Shabat hubiera elevado la fuerza de vida espiritual del Árbol del Conocimiento, tal como la matanza ritual eleva la fuerza espiritual de un animal permitido.
Haber comido en Shabat del fruto antes prohibido, hubiera traído consigo la bendición de una nueva vida, el poder de procrear en sacralidad y traer una vida nueva y sagrada al mundo, en vez del castigo de la muerte.
De acuerdo con otra opinión, las cinco primeras y la última de las leyes noájicas ya habían sido entregadas a Adam en los albores de la Creación, pero la sexta fue entregada a Noaj y sus hijos sólo después del diluvio. Como ya señalamos Adam y sus descendientes eran vegetarianos. (Basado en el versículo: “…de todos los árboles del jardín comerás libremente” (Génesis 2:16)) A partir del Diluvio, Hashem permitió a Noaj (a quien la Toráh llama “el justo”, (Génesis 6:9) el sostén de su generación (Basado en el versículo: “Entonces Havaiá le dijo a Noaj: “…porque sólo a ti te he visto justo ante Mi en este tiempo” (Génesis 7:1))) comer la carne animal en general, pero no miembros de animales vivos.
En el cuerpo, la sefirá de Fundamento corresponde al órgano reproductor (y por lo tanto el estímulo sexual). Este órgano es llamado el “miembro vivo” (ever jai), una clara alusión a la correspondencia entre este mandamiento y la sefirá equivalente. La base espiritual de este mandamiento es no ser cruel con las criaturas vivientes, y en general, no ser impulsivo en nuestro comportamiento. La energía psíquica involucrada en la ingestión de un órgano arrancado de un animal vivo es similar a aquélla que degenera en el acto de violación, el más impulsivo de los comportamientos.
La capacidad de controlarnos y no sucumbir a la impulsividad innata de nuestra naturaleza animal (Este es especialmente el caso con respecto al impulso sexual, que se asocia en particular a la sefirá de Fundamento. Cuando era joven, Iosef, el alma arquetípica de esta sefirá, le informó a su padre que sospechaba que sus hermanos habían comido miembros de un animal viviente (ever min hajai). Para enmendar esto fue probado más tarde con respecto al estímulo sexual y en virtud de haber pasado satisfactoriamente la prueba ameritó ser llamado Iosef el justo (Iosef Hatzadik), denotando un poder de Fundamento rectificado, como está dicho: “El justo es el fundamento del mundo” (Proverbios 10:25)) es el poder de Fundamento, como se enseña en la Cabalá y el jasidismo.
El séptimo mandamiento de los Bnei Noaj es el único positivo (de acción, en oposición a los precedentes, que son “negativos” o de abstención-contención): el establecimiento de un sistema legal a fin de juzgar a aquellos que transgreden los seis anteriores y de esta manera regular y rectificar la sociedad. Este mandamiento corresponde a la sefirá de Reinado, porque la ley y el orden es la base de todo Reinado. Como dicen nuestros sabios: “la ley del reino es ley”. (El Reinado recibe de los otros poderes del alma, como está dicho: “Todos los ríos [los seis poderes emocionales] van al mar [Reinado]” (Eclesiastés 1:7). En el cuerpo, el Reinado corresponde a la boca, cuya función es dirigir y controlar la sociedad)
Cabe señalar que en los tres primeros mandamientos que estamos analizando, cada prohibición corresponde al triángulo formado por las tres emociones primarias del corazón: amor, temor y belleza. Estos mandamientos morales constituyen ciertamente una categoría en sí misma.
Los dos siguientes, la prohibición de la idolatría y la blasfemia, corresponden al par integral de los atributos de comportamiento, Victoria y Reconocimiento, conocidos en Cabalá como “los dos costados del cuerpo”. (Zohar III, 236a) El siguiente mandamiento correspondiente a la sefirá de Fundamento que prohíbe comer miembros de un animal vivo, es en cierto sentido la ley fundamental de los bnei Noaj, como ya explicaremos. Y así, en orden lógico 3 es seguido de 2 y 1, un fenómeno estructural general con respecto a los seis atributos del corazón. Finalmente, el mandamiento positivo de establecer un sistema legal justo corresponde a la sefirá del Reinado, como ya explicamos. Al igual que la anterior es de naturaleza general, pero a diferencia de fundamento que unifica las sefirot que la preceden, el Reinado recibe de ellas y por lo tanto las refleja. Así mismo, el propósito de establecer cortes justas es regular la observancia de los otros mandamientos de los Bnei Noaj.
Fragmentos tomados de:
Cabála y Meditación para las Naciones por el Rab. Itzjak Ginsburgh
Estudios Noajidas Venezuela Siete Leyes de los hijos de Noé Benei Noaj Noajismo 7 Leyes Noajidas Monoteísmo Cabalá para los Noajidas
No hay comentarios.