Aspecto de Preñez



“Y toda la Tora que estudia la persona con el propósito de observar y cumplir, todas esas letras son chispas de almas, y ellas se envisten dentro de la plegaria. Alli, se renueva en un aspecto de -preñez-“. Likutey Moharan 2:7.



Chispas de almas

El intelecto se identifica generalmente como el asiento del alma dentro del cuerpo. Esto ocurre en especial con el intelecto que uno adquiere a partir de toda sabiduría o comprensión que nos acerque a Dios.

El estudio de la Tora por apego a Dios nos lleva a una nueva comprensión y sabiduría que pueden ser llamadas almas.

Durante el embarazo, lo que comienza como un embrión crece y se desarrolla hasta madurar. En la Kabala, el concepto de preñez, ibur, se define como el desarrollo a partir de algo pequeño y falto de plenitud. Las nuevas percepciones obtenidas a partir del estudio de la Tora comienzan primero de manera informe y fragmentada. La oración luego del estudio ayuda al asentamiento.

Ensena el Arizal, que al pecar Adam, casi todas las almas a futuro fueron afectadas, unas mas que otras. Cuando llega a un alma el momento de renovarse tiene que pasar por un proceso similar a la preñez, y empezar de ahí a formarse. El Ari dice que para elevarse al recién grado de preñez, es necesario la plegaria y los mandamientos. Aun estos aspectos que no definen la comprensión de la Tora, es solo el comienzo.

Plegaria y estudio son el inicio del proceso de rectificación de las almas caídas luego del pecado de Adam.

Todas las letras de la Tora que uno estudie con el propósito de llevarlas a la práctica son chispas de almas. Ellas están investidas dentro de nuestras plegarias y allí son renovadas en el aspecto de preñez.
Las renueva?: El término hebreo para “nueva comprensión”, jidushin, tiene la misma raíz que “mejadesh”, renovar. Las almas son renovadas, es decir, la Tora produce una nueva comprensión, cuando ellas son elevadas a través de la plegaria hacia aspectos de preñez, nuevos desarrollos.
Este es el comienzo del Tikun, la reparación de las almas y de todas las chispas dispersas.



Ahora bien, hay dos clases de días: buenos días y malos días. Como está escrito (Eclesiastes 7:14), “En un buen día, disfruta y en un mal día, mira”. Es decir, la persona debe mirar allí muy bien. Pues ciertamente allí encontrará buenos días -Tora-.

“Buenos días, malos dias…mira!, porque al uno y al otro los ha hecho Dios.

El bien y el mal deben estar en equilibrio, de lo contrario no habría libertad de elección. Mientras la persona tenga vida puede elegir, “al uno y al otro los ha hecho Dios”, de modo que la persona misma elige el sendero que desea seguir.

Al estar en un bajo nivel, se esta bajo un “mal día” hay contracción y no revelación. Los malos días no reciben Luz Superior, más que lo absolutamente necesario para su supervivencia mínima, pero al vencer la mala inclinación el mal queda desplazado (superado), y finalmente eliminado. Las separaciones desaparecen revelando la Divinidad incluso en los niveles mas bajos.

La persona que verdaderamente busque a Dios intentará vencer su mala inclinación, en la medida del éxito, llegara a reconocer a Dios, incluso aunque se encuentre lejos, porque ahora la Divinidad, en el nivel donde esta, brilla con mas fuerza, y logra ver a Dios allí donde esta.

Aunque aún parece lejano el brillo revela el camino a seguir.

Likutey Moharan 33:3.

“No esta lejos de ti”(Deuteronomio 30:11-14).


Las Escrituras afirman que la Tora no está oculta ni distante del pueblo judío. No esta en el cielo ni del otro lado del mar, sino “muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para observarla”. El Zohar (III,73a) enseña que Dios, la Tora y la Comunidad de Israel son uno y que por lo tanto el judío que busca siempre puede encontrar a Dios. El Kli IaKar agrega que la Tora no esta distante ni de las naciones. La Tora no esta distante del pueblo de Israel ni esta distante de las naciones, porque Dios está en todas partes.


Explicación sobre Likutey Moharan #33:2,3.



“Mi HaIsh Hejafetz Jaim” 

“Quién es la persona que desea la vida”, que ama días de ver el bien (Salmos 34:13). 

El principio es que la persona debe buscar la paz… No debe estar en conflicto con personas, ni consigo mismo ni con lo que le suceda. No habrá diferencia alguna para ella así este experimentando buenos tiempos o malos, siempre encontrará a Dios allí. Esto es (Salmos 56:11).



El Talmud enseña que la persona debe aceptar todo con alegría, pues todo lo que sucede es voluntad de Dios. Dice Rabí Najman: cuando la persona sabe que Dios está tanto en el bien como en el mal, dependiendo del atributo en el cual Él se este manifestando, entonces para ella no habrá diferencia entre la compasión y la justicia.

La persona que es capaz de percibir de esta manera todo lo que le sucede en la vida ha alcanzado esencialmente la paz, pues así sea que experimente el bien o lo contrario, la compasión o el juicio reconoce la unidad del Dios uno y ésta en paz.

Likutey Moharan 33:1,2.

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